[Luis Asenjo] El cementerio de las promesas rotas

En la periferia de la ciudad, donde los ruidos de la maquinaria y el bullicio del mercado apenas alcanzan como un murmullo lejano, se encuentra el cementerio. No es un lugar de descanso, sino un osario de sueños rotos, un campo de huesos de generaciones traicionadas por la mano espectral del capital. Los mausoleos llevan inscripciones que susurran la historia de ideologías abandonadas: “Libertad” grabada junto a un puño cerrado; “Revolución” con letras que se desvanecen como la fe de quienes las tallaron. El aire es espeso, cargado de una niebla que se mueve con voluntad propia, acariciando las lápidas como un amante melancólico. A la luz mortecina de la luna, las sombras se alargan y se retuercen, tomando formas que parecen danzar en un rito nocturno. Este no es un cementerio ordinario: es el terreno de la historia no contada, el espacio donde las ideas y los movimientos que una vez ardieron con pasión se redujeron a cenizas por la fría lógica de la acumulación. Las estatuas de márm...